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domingo, 9 de diciembre de 2007

ALGUNOS SERES MITOLOGICOS EN CANTABRIA

LA ANJANA .- Hada buena que vive, en el caso de Ruente, en las profundidades de La Fuentona. En ese caso le da a veces por cortar el agua a su capricho. Y es que se puede ser buena y a la vez caprichosa. La Oca en el Océano está a la misma vera de las aguas que la gentil Anjana deja manar, las mismas aguas que cruza el bello, menudo y delicado puente de nueve ojos que sube y baja el valle. Un puente románico o romano... que sepamos, no se sabe.... La Anjana lo debe saber.
EL OJÁNCANO .- Monstruo terrible que tiene un sólo ojo en medio de la frente. En La Odisea es llamado “cíclope” por Homero a causa de la redondez del tal ojo. En La Odisea, Ulises precisamente viaja a tierras atlánticas (no se crean la explicación ortodoxa, y como de habitual equivocada, de que el tal periplo sucediese en el ámbito mediterraneo). Como hay Ojáncano, siguiendo la progre ley de paridad, hay Ojáncana. Y como acostumbra a suceder, es más terrible que el macho, según corrobora la leyenda. Los pechos de la ojáncana son tan enormes que se los echan a la espalda. Devoran lo que encuentran aunque sus presas favoritas son los niños. Sin embargo se dice que temen a las monucas galanas, esto es a las comadrejas.
EL TRENTI .- Críptico ser que se complace en jalar las sayas de las mozucas. Habita en el bosque, donde sabe camuflarse bien bajo la hojarasca, los tejos, los jelechos... vete a saber dónde puede haber uno.
EL TENTIRUJO .- Otro ser de la mitología cántabra al que le van las mozas. La Montaña está llena de tentirujos. Si quiere el viajero encontrar unos sin demasiada dificultad los encontrará, y además con toda comodidad, apostados a un lado de los platos de un restaurante de Sopeña que precisamente (qué casualidad) lleva su nombre.
LAS SIRENAS .- En este caso tenemos que volver a citar a Homero: lo mismo en cuanto al encantamiento que ejercen. Pero a diferencia del poeta griego, no son pájaros como en la Odisea sino las que la tradición popular nos ha legado, las de cola de pez. Se puede ver una en el escudo de Ruente que, vete a saber, igual es anjana. Abundemos en el caso de la sirena en la misma consideración en cuanto al periplo atlántico de Ulises apuntado en el caso del Ojáncano.
EL CULEBRE .- Terrible dragón del Cantábrico que puede lanzar llamaradas por su boca y también volar. Es una amenaza ya de antiguo: en un capitel de la colegiata de Santa Juliana en Santillana del Mar se puede ver un centauro disparándole una flecha a un culebre... con cabeza de grifo... ¿no será un grifo? El último culebre del que da cuenta la mitología es uno que se dice se vio hace más de cien años en los alrededores de San Vicente de la Barquera persiguiéndole la Guardia Civil hasta que lo perdió de vista en una zona de cuevas por lo que no pudo darle caza.

LOS BICHOS DE LUZ .- Conocidos también por el extraño y enrevesado nombre de
Luciérnaga”, emiten luz sin necesidad de instalarle baterías ni de conectarse a la corriente, en realidad carecen de enchufe, no se conoce de ninguno que haya pagado nunca un recibo de la luz. Es como una especie de gusanuco, como un mengue, pero bueno. Ilumina al caminante para mostrarle el camino. No obstante existe también la versión que les cataloga como seres caprichosos, traviesos, simpáticos, que se complacen en ponerse entre zarzas o al borde de un acantilado para hacer una broma al caminante que se cree guiado por tal luz. Señalar aquí lo exagerada y poco creíble que a veces puede llegar a ser la mitología: ¡ seres que emiten luz por sÍ solos ! La imaginación humana no tiene límites. Aún se nos diga que haya mengues pase, pero animales luminosos eso es ya es fantasear demasiado. Y a todo eso: ¿qué son los mengues?
LOS MENGUES .- Especie de gusanos, ya más creíbles estos, que habitan entre los helechos del bosque y que son malos de solemnidad. El que les vea queda inmediata e irremediablemente hipnotizado por ellos y se verá preso de su perversa voluntad. Sólo un amuleto consistente en una bolsuca que contenga un rézpede de coliebra protegerá al incauto de caer bajo su maléfico influjo.













EL PERRO DE AGUA .- El perro de Cantabria por excelencia no es, al contrario de lo que el nombre indica, de agua sino de lana. Es un extraño ser canino agazapado tras un voluminoso y espeso velo de pura lana virgen tras el que oculta sus fauces, sus ojos inquisitivos, sus grandes orejas, su cuerpo rosado, sus patas potentes, sus uñas puntiagudas y negras, sus... en fin, todo. Se le ve y no se le ve, como a las nubes, especialmente si éstas son bajas y no dejan ver. En un día de sol, se le ha llegado a tomar por una nubecilla que los dioses hayan dejado caer del cielo. Al intentar atraparla ha huido o bien por el contrario ha dejado un recuerdo imborrable y una visita al ambulatorio. Le encanta el agua, no sólo para beber sino para zambullirse en ella. A todo eso... ¿no será por eso lo de "perro de agua"?



















LA GATUCA .- Se trata de una fiera felina dispuesta a saltar al cuello del primer incauto que cruce el umbral del jardín y tenga aspecto de ratón. Capaz de ver y moverse en la oscuridad, de carácter independiente, tiene zarpas como cuchillos que presentan la extraña cualidad de retraerse o alargarse a voluntad: desde luego una fantasía de la mitología que evidentenmente no debe ser tenida en cuenta por mentes serias y que quieran verse respetadas. A diferencia de los dos seres anteriores, detesta el agua: impensable bañarse salvo por accidente.


















LA TRUCHA .- Pez que no detesta el agua (ya sólo faltaría), que es famoso por su mágica capacidad de transformarse en delicioso plato servido en restaurante del valle o en fauce de gatuca. Entre otras aguas, habita las de la Fuentona. Es capaz de pasearse por La Fuentona que corre al lado de La Oca en el Océano y no ser advertida su presencia. En caso de ser avistada la trucha por alguien con intenciones aviesas, tiene poderes para escabullirse. Aun así, la mitología cita la existencia de héroes famosos ya de antiguo que han conseguido por medio de cañas mágicas y considerable dosis de paciencia darle captura. Un apunte curioso del acervo mitológico es el que nos dice que no lejos de UN CAFE LITEARTE, por lo visto en el mismímiso Ruente, existe como una suerte de paraíso, un cielo de la trucha en el que las hay por miles, tal vez por millones. Tanto es así que el mito asegura que el agua parece hervir de tantas como hay.
Cosas de fantasía en un lugar de fantasía.

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